31 de marzo de 2008
Luciérnagas en oposición a la garganta
Deshecha tu humanidad en agua
genera el movimiento un perfume
y no es la antelación que nos cobija
sino el deseo que nos tuerce.
genera el movimiento un perfume
y no es la antelación que nos cobija
sino el deseo que nos tuerce.
Esta cadencia me muerde la memoria
Tu manera de caminar
anticipa los movimientos del baile.
No es esa gata
aferrada a tu polera
sino las constantes venias
con que accedo a entregarte
mi materia prima para
la elaboración del cuerpo.
La madera está destinada
a explotarse
en moléculas que flotan
como condensación del papel.
Con esos elementos confiscamos
seudónimos y adjetivos
inscritos
en lo imposible
del tacto.
anticipa los movimientos del baile.
No es esa gata
aferrada a tu polera
sino las constantes venias
con que accedo a entregarte
mi materia prima para
la elaboración del cuerpo.
La madera está destinada
a explotarse
en moléculas que flotan
como condensación del papel.
Con esos elementos confiscamos
seudónimos y adjetivos
inscritos
en lo imposible
del tacto.
Cronolecto
Las palabras son señoritas siniestras tomadas de las manos.
A veces sonríen; otras, guardan una sentencia entre las falanges, y cuando es preciso, liberan su poder como un silbido que modifica la simetría de su ronda; la velocidad del vaivén, el quisiera del resto de la tarde como un absoluto o una yema prolífera que antecede el alcance de la mirada.
Las palabras son paseos por nuestros géneros sobrantes.
Cuando decidimos exhumar sus estallidos secuenciales, una cuenca de agua nos agita, y ese telar se nos ancla en los posibles fundamentos de su urdiembre.
Las palabras y el agua nos deslizan
por el furtivo azul
de un cuarto que cede al rencor de la fisura.
A veces sonríen; otras, guardan una sentencia entre las falanges, y cuando es preciso, liberan su poder como un silbido que modifica la simetría de su ronda; la velocidad del vaivén, el quisiera del resto de la tarde como un absoluto o una yema prolífera que antecede el alcance de la mirada.
Las palabras son paseos por nuestros géneros sobrantes.
Cuando decidimos exhumar sus estallidos secuenciales, una cuenca de agua nos agita, y ese telar se nos ancla en los posibles fundamentos de su urdiembre.
Las palabras y el agua nos deslizan
por el furtivo azul
de un cuarto que cede al rencor de la fisura.
29 de marzo de 2008
Antecede una biografía al destrabe del paladar. Las cuerdas vocales son. La música es. Una, uno.
Magistral es la abulia de la lengua
que urde a su paso el habla.
-Navega un dialecto en su saliva-
La hojarasca es una pronunciación mal pensada
que seduce a la carne su abandono.
Dispongamos el placer a este flote.
Ofrezcámonos al cultivo del filamento
y luego ardamos en esta hecatombe
de significaciones dañadas en su sutileza.
Nos traspasa un aura iluminada la noche de su fábula.
El abecedario es una sucesión
de cuerdas que van armándose en sus nudos
(la juntura nos tiñe de ardor el deseo).
En cada doblez,
la sensación de una atmósfera
nos dilucida el dialecto.
Esta sed confirma el instinto
de enlazarse (en) los acentos.
Nos desborda el agua encadenada a los bisílabos.
goteamos bocas al mencionarnos.
Anfibia es la humedad de la paráfrasis.
que urde a su paso el habla.
-Navega un dialecto en su saliva-
La hojarasca es una pronunciación mal pensada
que seduce a la carne su abandono.
Dispongamos el placer a este flote.
Ofrezcámonos al cultivo del filamento
y luego ardamos en esta hecatombe
de significaciones dañadas en su sutileza.
Nos traspasa un aura iluminada la noche de su fábula.
El abecedario es una sucesión
de cuerdas que van armándose en sus nudos
(la juntura nos tiñe de ardor el deseo).
En cada doblez,
la sensación de una atmósfera
nos dilucida el dialecto.
Esta sed confirma el instinto
de enlazarse (en) los acentos.
Nos desborda el agua encadenada a los bisílabos.
goteamos bocas al mencionarnos.
Anfibia es la humedad de la paráfrasis.
25 de marzo de 2008
Ajeno
Y yo me acordé de ti
como si no hubiera
diablos ni memorias
ni sitios para recostarse
sutilmente,
culpando a una palabra
mordida por azar.
como si no hubiera
diablos ni memorias
ni sitios para recostarse
sutilmente,
culpando a una palabra
mordida por azar.
Etc
Eutanasia Frivolidad Espuma
Flúor Incandescente Conciencia
Amante de la candileja Bifurca
Distiende Asevera Manadas de todo
Algún estribillo sucede y no importa
Estados salvajes
Simulacros de nada.
Flúor Incandescente Conciencia
Amante de la candileja Bifurca
Distiende Asevera Manadas de todo
Algún estribillo sucede y no importa
Estados salvajes
Simulacros de nada.
24 de marzo de 2008
Hibridez monocromática
Púrpura mestizo,
prematuro,
incendiario como el borde
de nuestros simulacros.
Púrpura fértil,
histórico,
gozoso;
inflamado del instinto al tacto.
Púrpura en el párpado;
descrito y disociado
del centro refinamiento.
Púrpura el iris,
secuela o caricia
que el reflejo al ansia seduce.
Púrpura el vidrio trizado;
desconfiar de la palabra,
un silencio absurdo.
Púrpura onírico,
selvático
suicida.
Púrpura incrédulo
deforme
ungido como la matriz en sebo.
Púrpura heterónimo
enigmático
tatuaje.
Mi Púrpura;
silueta esquiva.
21 de marzo de 2008
Lechigada s. f. Conjunto de animales que han nacido en el mismo parto y se crían juntos.
Zafarse (voz onomat.) v. prnl. 1. Irse de un lugar o esconderse para evitar el encuentro con alguien o algo o un peligro. 2. Librarse de alguien o algo: se zafó de limpiar los platos. 3. Desatarse una cuerda u otro objeto del lugar en que estaba amarrado. 4. amer. Dislocarse un hueso. 5. amer. Trastornarse, enloquecer. SIN. 1. Escaparse, apartarse, retirarse, largarse, escabullirse. 2. Liberarse, desembarazarse, eludir. ANT. 1 y 2. Afrontar.
Zafarse (voz onomat.) v. prnl. 1. Irse de un lugar o esconderse para evitar el encuentro con alguien o algo o un peligro. 2. Librarse de alguien o algo: se zafó de limpiar los platos. 3. Desatarse una cuerda u otro objeto del lugar en que estaba amarrado. 4. amer. Dislocarse un hueso. 5. amer. Trastornarse, enloquecer. SIN. 1. Escaparse, apartarse, retirarse, largarse, escabullirse. 2. Liberarse, desembarazarse, eludir. ANT. 1 y 2. Afrontar.
Origami
Qué maneras más curiosas
de recortar tiene uno.
(En la voz de Silvio)
La facultad de los dedos
consiste en desdoblar
fragmentos inconclusos,
cartas sin remitente
que la semántica, muda, describe.
El silencio arrollador
de la geografía de los pliegues
nos revela su amparo;
táctil y sutilmente.
A veces bestial,
amarrado a la fórmula del encantamiento,
el papel se transforma en cuerpo;
liquidámbar en reposo,
otoño más formal
de los intentos por poseernos.
El plegado asegura
la dirección del trazo;
el dibujo de la voz
que furtiva y pausada
va dislocando
aquellas articulaciones
sensibles al ruedo.
Cada origami es un pedacito vestido
que la yema somete.
Su intemperie
acoge maullidos de gato
o libélulas
o mariposas
anáforas y abstractas al nado
que se entregan,
sin pausa,
al secreto de nuestra devoción.
Anguila
La electricidad del entusiasmo
abre como un ojal marchito,
inflado ante la bifurcación
de nuestras aguas.
abre como un ojal marchito,
inflado ante la bifurcación
de nuestras aguas.
Anatomía de tu madera
La boca de una textura
nos musita al oído
viejas y nuevas versiones
del cariño
o tibios decoros
de su (im)prudencia.
nos musita al oído
viejas y nuevas versiones
del cariño
o tibios decoros
de su (im)prudencia.
20 de marzo de 2008
Animala
VOY A TRAGARME TU HABLA
Pececitos lúdicos
desovan en la garganta.
Yo la describo
como una irrupción instantánea
que nos nombra.
ANIMALA EMBALSAMA LA RISA
Tu voz son colitas que flotan
marcándome el énfasis
de los adjetivos que nos bautizan.
ENTIBIA BALSÁMICA EL SILABARIO
Tu glucosa acentúa
el serpenteo
y me cristaliza
el balance de la retórica.
SE ESCAPA TU CÉLULA ESQUIVA
El dialecto
es un extremo fronterizo
que subyuga este trance
de cuerdas vocales.
EL DIENTE LA ATRAPA EN UN DIÁLOGO
Escribamos tu manifiesto ADN
pausándonos los surcos
de la boca.
Esa doctrina estética
acentúa la necesidad
de embellecerme en tu costado.
CONJUGA LA LENGUA LOS NÚMEROS
Replegándolos
a un espacio privado.
(Es una dominación excesiva
desbordándose en su pronunciación)
INHALO ESTE CANJE PROTEICO
Vertido,
latente y expulsado
desde el fastuoso territorio
de tu silencio.
Se alargan las voces, se tiñe el misterio, se abalanzan cosquillosos los tildes de estas letras.
REPRODUZCO MI ABECEDARIO ESOFÁGICO
Sube,
muerde,
tuerce.
SANGREMOS ESTA NOCHE LAS SÁBANAS DEL DESAMPARO
Y que todos los animalitos que nos faltan
Se inscriban en la nómina
De objetos desaparecidos.
MI LUGAR DE LOS SUSTANTIVOS PROPIOS
Mi monosílabo
MI ONOMATOPEYA.
Pececitos lúdicos
desovan en la garganta.
Yo la describo
como una irrupción instantánea
que nos nombra.
ANIMALA EMBALSAMA LA RISA
Tu voz son colitas que flotan
marcándome el énfasis
de los adjetivos que nos bautizan.
ENTIBIA BALSÁMICA EL SILABARIO
Tu glucosa acentúa
el serpenteo
y me cristaliza
el balance de la retórica.
SE ESCAPA TU CÉLULA ESQUIVA
El dialecto
es un extremo fronterizo
que subyuga este trance
de cuerdas vocales.
EL DIENTE LA ATRAPA EN UN DIÁLOGO
Escribamos tu manifiesto ADN
pausándonos los surcos
de la boca.
Esa doctrina estética
acentúa la necesidad
de embellecerme en tu costado.
CONJUGA LA LENGUA LOS NÚMEROS
Replegándolos
a un espacio privado.
(Es una dominación excesiva
desbordándose en su pronunciación)
INHALO ESTE CANJE PROTEICO
Vertido,
latente y expulsado
desde el fastuoso territorio
de tu silencio.
Se alargan las voces, se tiñe el misterio, se abalanzan cosquillosos los tildes de estas letras.
REPRODUZCO MI ABECEDARIO ESOFÁGICO
Sube,
muerde,
tuerce.
SANGREMOS ESTA NOCHE LAS SÁBANAS DEL DESAMPARO
Y que todos los animalitos que nos faltan
Se inscriban en la nómina
De objetos desaparecidos.
MI LUGAR DE LOS SUSTANTIVOS PROPIOS
Mi monosílabo
MI ONOMATOPEYA.
Canela (¿recuerdas su agua?)
Digamos que con días soleados se nos espanta el provecho de la abulia. Las manos recogen ofrendas que el astro cautiva. Generamos sinceras manifestaciones de sed y luego arremeten los tatuajes en las nervaduras.
Hoy mi madre se asemeja al panda de Ranma 1/2 y pido prestado un gato a un personajito generoso que no deja de cautivarme por hermético.
Conozco la reiteración que a la boca antecede. Estoy plenamente segura de que al cerrar las celosías, escapa un grito avivado por la velocidad del roce. En cada cama, amigos imaginarios pernoctan sobre nosotros. Son las sombras. El léxico nos improvisa una coma enredada en el pliegue de las sábanas.
¿Por qué no apagamos la luz?
Hoy mi madre se asemeja al panda de Ranma 1/2 y pido prestado un gato a un personajito generoso que no deja de cautivarme por hermético.
Conozco la reiteración que a la boca antecede. Estoy plenamente segura de que al cerrar las celosías, escapa un grito avivado por la velocidad del roce. En cada cama, amigos imaginarios pernoctan sobre nosotros. Son las sombras. El léxico nos improvisa una coma enredada en el pliegue de las sábanas.
¿Por qué no apagamos la luz?
Carboncillo a mano alzada
Si me preguntas,
tu sonrisa es un puente propicio
para la ejecución del verbo.
La veo asomada
de manera accidental
como un rictus
dibujado a grafito;
indeleble marcapáginas
de mi hoja en blanco.
Temo aprisionarla
Por eso la libero
cuando me escribes los acentos
y nos inventamos excusas
para romper el hielo.
Tu semilla de jade
así anclada en el gesto óseo
es un murmullo recurrente
que nos precede las imágenes.
Si me preguntas,
me apodero de tu sonrisa
recorriéndola imaginariamente con el dedo
hasta que mi boca sella el pacto,
y cede a la tentación;
como si viviera;
como si realmente
nos la hubiésemos (d)escrito.
tu sonrisa es un puente propicio
para la ejecución del verbo.
La veo asomada
de manera accidental
como un rictus
dibujado a grafito;
indeleble marcapáginas
de mi hoja en blanco.
Temo aprisionarla
Por eso la libero
cuando me escribes los acentos
y nos inventamos excusas
para romper el hielo.
Tu semilla de jade
así anclada en el gesto óseo
es un murmullo recurrente
que nos precede las imágenes.
Si me preguntas,
me apodero de tu sonrisa
recorriéndola imaginariamente con el dedo
hasta que mi boca sella el pacto,
y cede a la tentación;
como si viviera;
como si realmente
nos la hubiésemos (d)escrito.
Preciada
Nuestro máximo tesoro:
una huella,
una sombra,
un bisílabo
y el silencio
que a su antojo
nos muerde.
una huella,
una sombra,
un bisílabo
y el silencio
que a su antojo
nos muerde.
Difumina
Son formas groseras
que nos abstraen del orden
quebrándonos el artificio
con sus hilos de baba.
que nos abstraen del orden
quebrándonos el artificio
con sus hilos de baba.
Cobalto
Los anfibios acostumbran rechinar los dientes al dormir, atrayendo en sus sueños a insectos diminutos; pequeñas moscas cuyo zip zip les ventila el tímpano.
Por eso, cuando despiertan, aún creen en los cuentos de hadas.
Por eso, cuando despiertan, aún creen en los cuentos de hadas.
Frágil
Convulsa
Bastaba con estrecharnos
y adquirirnos la forma
de un puñal al rojo vivo
que nos hundiría la carne
a su destajo.
y adquirirnos la forma
de un puñal al rojo vivo
que nos hundiría la carne
a su destajo.
Antifaz
Tengo en mitad de la boca
una perla nacarada
como si en ella la negrura
quedara disuelta
y sólo nos valiera
la noche
como hallazgo.
una perla nacarada
como si en ella la negrura
quedara disuelta
y sólo nos valiera
la noche
como hallazgo.
Camada
Retrocede la anfibia
con espinas
ardiéndole en las falanges.
Es esa marca acuosa
la que genera un disturbio
y su posterior
saponificación.
con espinas
ardiéndole en las falanges.
Es esa marca acuosa
la que genera un disturbio
y su posterior
saponificación.
Barco de papel crepé mojando nuestra pausa imaginada
Asesinamos la cordura
navegándonos
en un ensamble.
navegándonos
en un ensamble.
19 de marzo de 2008
Centrífuga
Esta semilla cultivada en tu diluvio nos contrajo las junturas de lo que dimos por satisfecho enfrentándonos a una nueva filosofía que entre biósferas y somas acrecienta nuestro derecho de permanecer a ambos lados de lo inagotable como piezas generadoras de un disturbio cuyo caos nos trasciende lo maravilloso desde el gesto la ocurrencia una semántica atribuida a tus gotas y su vaivén la expulsión la rotura del embalse tibiecito del ahora ejecutada en el presente y pasada desde lejos por el cedazo de mi quisiera.
El nudo y el coraje
Cuando me detengo
a pensar
en tus lugares inexplorados
caigo de bruces
en la insuficiencia
del sueño.
a pensar
en tus lugares inexplorados
caigo de bruces
en la insuficiencia
del sueño.
Tears like fear
Nos atrapan burbujas de saliva
tibias,
viscosas
y sepulcrales
pegadas a los óseos muros
de una palabra
cuyo destino nos demasía
el recorrido de la lengua.
tibias,
viscosas
y sepulcrales
pegadas a los óseos muros
de una palabra
cuyo destino nos demasía
el recorrido de la lengua.
Nos basta un lenguaje de ciegos
ataviado por el feroz infortunio de la distancia;
un pestañeteo de incógnitas
jugando a burlar la fachada.
Tu velocidad arremete
con esta serie de incongruencias
que vienen a posarse sobre los párpados
como el mejor de los relieves;
a este paso que la expresión acentúa.
Me dices de la escritura y el hielo
me comentas sobre la dificultad del des/nudo
y yo te respondo
que en este espacio forjaré mi nombre
como secuela de una boca encajada
para vestirnos.
ataviado por el feroz infortunio de la distancia;
un pestañeteo de incógnitas
jugando a burlar la fachada.
Tu velocidad arremete
con esta serie de incongruencias
que vienen a posarse sobre los párpados
como el mejor de los relieves;
a este paso que la expresión acentúa.
Me dices de la escritura y el hielo
me comentas sobre la dificultad del des/nudo
y yo te respondo
que en este espacio forjaré mi nombre
como secuela de una boca encajada
para vestirnos.
18 de marzo de 2008
17 de marzo de 2008
Durmiente en la ternura. (Tengo una foto del gato de Klimt)
Anoche me puse a pensar
que "El beso"
es uno de mis cuadros favoritos
y no me importaría
ser tildada de kitsh
por obtener una reproducción barata
en las tiendas para enamorados convencionales.
No es el gesto
ni la postura de la boca,
sino la manera
en que los trazos se amalgaman;
como si en el lienzo
los amantes ya fueran
a extraviarse
desde sus porciones mitológicas
disueltas en aquella infusión
entibiada para los quisiera.
El gato de Klimt
tiene un parecido contigo;
no en su fisonomía,
sino en el ademán de amigo imaginario
que sube a perderse
en las copas de los árboles
y desciende después de la lluvia
con su cara de nutria;
la longitud del bigote dispuesta al equilibrio
y un par de tisanas etílicas
heredadas por los yerbateros
que ya conocían
sus cualidades amatorias.
(La destilación de los cuerpos
está acentuada por su capacidad
de vibrarse mutuamente en el reposo)
Todo es un preámbulo
al mosaico de las ornamentas
y su alegoría de superficies pictóricas
enredadas en el beneplácito de los pliegues.
Hay en la amalgama
una comunión fronteriza.
(Tengo una foto del gato de Klimt)
que "El beso"
es uno de mis cuadros favoritos
y no me importaría
ser tildada de kitsh
por obtener una reproducción barata
en las tiendas para enamorados convencionales.
No es el gesto
ni la postura de la boca,
sino la manera
en que los trazos se amalgaman;
como si en el lienzo
los amantes ya fueran
a extraviarse
desde sus porciones mitológicas
disueltas en aquella infusión
entibiada para los quisiera.
El gato de Klimt
tiene un parecido contigo;
no en su fisonomía,
sino en el ademán de amigo imaginario
que sube a perderse
en las copas de los árboles
y desciende después de la lluvia
con su cara de nutria;
la longitud del bigote dispuesta al equilibrio
y un par de tisanas etílicas
heredadas por los yerbateros
que ya conocían
sus cualidades amatorias.
(La destilación de los cuerpos
está acentuada por su capacidad
de vibrarse mutuamente en el reposo)
Todo es un preámbulo
al mosaico de las ornamentas
y su alegoría de superficies pictóricas
enredadas en el beneplácito de los pliegues.
Hay en la amalgama
una comunión fronteriza.
(Tengo una foto del gato de Klimt)
Ionósfera
Asalto de media tarde:
el desenfreno
En jerga popular
se nos diría deseo.
Y no es que estemos bautizados,
sino incólumes
al arrebato de la rutina,
que con su lengua de púas
nos esparce la baba.
Soslayamos esta época de la costumbre
sustrayéndonos su maleficio en la retórica.
El tiempo es un fuego
que prende en las esquinas.
Arde nuestra sed
tendida en lo improbable.
el desenfreno
En jerga popular
se nos diría deseo.
Y no es que estemos bautizados,
sino incólumes
al arrebato de la rutina,
que con su lengua de púas
nos esparce la baba.
Soslayamos esta época de la costumbre
sustrayéndonos su maleficio en la retórica.
El tiempo es un fuego
que prende en las esquinas.
Arde nuestra sed
tendida en lo improbable.
16 de marzo de 2008
15 de marzo de 2008
Nuestros nombres propios
En tus ojos de Anfibio la noche premura sangre mi huída cajita para hacerte sonreír mastico el iris mastico el fuego se me disuelve el contacto cuando nos bosquejamos aún queda la vociferación del silencio mi material boy escarcha pedacito de cielo auscultándome el frío mi Silvio tijera de misericordia impredecible carta sin remitente trocito de uva fermentada los tildes con que acentúas mis pestañas me hundo en la tibieza de nuestra imaginería naufrago cepillo poseo absorbo enredo desplazas esta sangre de la nariz al lagrimal y luego el pubis en tus ojos de Anfibio principito transparente las voces las manos tus gafas mi paciencia el pelo tu distancia tan cerquita de mí este espacio la sábana madrugada nos decora el acezar respiro respiro en tus ojos de Anfibio se eriza el verbo se diluye como un bálsamo el timbre adecuado la percepción y su nota ajustable a la estrechez resbalosa del cérvix cuantificación del borde mi vaivén acecha en tus ojos de Anfibio osezno caballito de juguete la burbuja la fosa esperanto vertiginosa y sublime nacarada tu dermis nuestra realidad en tus ojos de Anfibio sospecha ausculta sucede como un rugir azul de belfos contra las aguas anoche soñé contigo y el despertar inusitado pensando en cualquier otra cosa como una mano dentro del bolsillo que busca una llave pero encuentra esas pelusitas de siempre ensortijadas en su decoro y su desdén mi nombre en tus ojos de Anfibio canela ventana celosa misterio de lúcuma en tus ojos de Anfibio te marcan mis letras y su imposible justificación la raza el ladrido el nado en tus ojos de Anfibio el pecho la nervadura el tragaluz nos merman la codicia en tus ojos de Anfibio un sonido incunable la Agatha Christie El Barón Rampante en tus ojos de Anfibio mi Anfibio en mis ojos mi Anfibio en el cuerpo mi Anfibio semilla diluvio cariz mi Anfibio retrato escultura esquimal una lengua de hielo incrustada en la axila mi trazo en tus ojos de Anfibio mi secreto de Anfibia en tus ojos de Anfibio silencio amanece en tus ojos de Anfibio tus ojos tus ojos de Anfibio.
14 de marzo de 2008
12 de marzo de 2008
Vendetta
quien te haga sufrir, se va a acordar también de mí.
Yo no quiero más sangre
ni sicarios acechándonos el costado.
Me basta saber
un refugio construido
en el borde de los pretextos,
que se tensan para liberarnos los fantasmas
y esta huella evanescente
teñida con la mancha
de las sanguijuelas.
Maldito invierno
feroz
pesteañeándonos
en la herida
su agujero.
(...)
La Pancha
viajaría a Venezuela.
Prometió traerme
lo que más cupiera
de Pizarnik
en su bolso de mochilera
o chica revolucionaria
con aires de Yoko
o Carmen Berenguer.
Ahora sé
que mi Alejandra reposa bajo tu cama
y puedo envolverme
con un velo nocturno
para transparentarme
la soledad
dormida bajo tu espalda.
(...)
Esta mañana huyo
de todo cuanto anteceda
a la literatura.
Estoy buscando las palabras
para resguardar(nos)
el anonimato
pues tu nombre me palpita en la médula
(el mismo centro de todas las noches)
con una fuerza de propulsión
similar al abrazo de fuego
que nos cauteriza las yemas
al acariciarnos la permanencia.
11 de marzo de 2008
Nuestro laberinto (como un papelito rojo moviéndose al compás del viento)
Estoy desentrañando respuestas
escondidas entre las pelusas de tus bolsillos.
Mi Anfibio;
esta pauta escinde
la maravilla irracional
de nuestro favoritismo
por las inhumaciones en sepia
profundas y auscultadas
desde el trazo.
Mi sinfonía no es más
que una reproducción
a estos cuestionamientos cotidianos
y la necesidad de nombrarte
desde el paladar al ansia
derramados en estos límites
que burlamos
cuando tu cartografía
me esboza
sus tatuajes en la médula.
Entonces, el cariz se asemeja
a un colorido disturbio
que me aumenta este vértigo
en el estómago,
deslizándose como un pez
cuyo léxico le brilla en las escamas.
escondidas entre las pelusas de tus bolsillos.
Mi Anfibio;
esta pauta escinde
la maravilla irracional
de nuestro favoritismo
por las inhumaciones en sepia
profundas y auscultadas
desde el trazo.
Mi sinfonía no es más
que una reproducción
a estos cuestionamientos cotidianos
y la necesidad de nombrarte
desde el paladar al ansia
derramados en estos límites
que burlamos
cuando tu cartografía
me esboza
sus tatuajes en la médula.
Entonces, el cariz se asemeja
a un colorido disturbio
que me aumenta este vértigo
en el estómago,
deslizándose como un pez
cuyo léxico le brilla en las escamas.
Madeja
Este fuego
se diluyó en los empeines
y no nos quedó más
que un tatuaje
en forma de lobo.
(Anoche deshice
mis nudos de silencio)
se diluyó en los empeines
y no nos quedó más
que un tatuaje
en forma de lobo.
(Anoche deshice
mis nudos de silencio)
10 de marzo de 2008
Mandala
Este microcosmos que gira alrededor de mi cuello
ha ido fijándose en el interior de tu macro
representando la huella evanescente
de una circularidad ejecutada por el alma.
Tenemos un espacio sagrado
ondulando de orilla a orilla
Varios astros a su espera
nos sitúan como órbitas
de sus cuerpos celestes.
Voy a marcarte con mi uña
la fugacidad del nombre
para que cuando los vientos marinos
lo empujen,
este remolino vierta su gota
sustituyéndonos el ansia
por el goce de nuestras pieles.
9 de marzo de 2008
Patchwork
Atesoro fragmentos; recortes creados especialmente para narrarnos, pues en nuestras biografías subsisten recovecos que las palabras no alcanzan a nombrar. Como la lluvia y el impermeable.
A veces se nos inundan los dormitorios y cedemos al estupor de sentirnos enfermos. Yo no quiero, mi cariño, saberte huérfano. Prefiero construir un barquito de nuez, y que todo lo que tengamos que naufragar, sea bendecido por un viento que seduce a la vela.
Existen transmutaciones al verso, corporizadas en esa intención de blanquearnos el paraíso.
Quiero fijarme levemente en el gris de tu silueta. Quiero besar tus párpados y que el onírico azul de mi despertar sea la nota imprecisa que (nos) encalle al otro lado; pudiendo servirnos como señuelo o anzuelo a esto que mencionamos con pudor.
Sobreviene un arrebato de locura
y no es más que una fuente inagotable
para surtir el zig zag
de estas sábanas que nos almidonan el cuerpo.
Si me preguntaras por un destino posible, fijaría mi ruta en dirección al gesto. (Atribuyo la risa a un matiz insospechado)
Esta manera de nombrarte tiene que ver con las formas de expresión que nos asaltan.
Si digo nube será pensando en la placidez de algún prefijo.
Salvaguardemos esta incorporación de nuevos y antiguos silencios; mientras mi boca perpetúa la metamorfosis de tu extrañeza.
Señor Pez
mi Anfibio
mi Gato con Botas.
A veces se nos inundan los dormitorios y cedemos al estupor de sentirnos enfermos. Yo no quiero, mi cariño, saberte huérfano. Prefiero construir un barquito de nuez, y que todo lo que tengamos que naufragar, sea bendecido por un viento que seduce a la vela.
Existen transmutaciones al verso, corporizadas en esa intención de blanquearnos el paraíso.
Quiero fijarme levemente en el gris de tu silueta. Quiero besar tus párpados y que el onírico azul de mi despertar sea la nota imprecisa que (nos) encalle al otro lado; pudiendo servirnos como señuelo o anzuelo a esto que mencionamos con pudor.
Sobreviene un arrebato de locura
y no es más que una fuente inagotable
para surtir el zig zag
de estas sábanas que nos almidonan el cuerpo.
Si me preguntaras por un destino posible, fijaría mi ruta en dirección al gesto. (Atribuyo la risa a un matiz insospechado)
Esta manera de nombrarte tiene que ver con las formas de expresión que nos asaltan.
Si digo nube será pensando en la placidez de algún prefijo.
Salvaguardemos esta incorporación de nuevos y antiguos silencios; mientras mi boca perpetúa la metamorfosis de tu extrañeza.
Señor Pez
mi Anfibio
mi Gato con Botas.
8 de marzo de 2008
En la esquina de lo cotidiano
Los anfibios arman sus refugios con pequeños trozos: restos de materiales nobles; a veces ermitaños, otras, revolucionarios. (Recortes del silencio, esferas de lo probable).
Su urdiembre es un arte separado, extenso, infinito; cegado a ratos por un delirio estacional que les palpita como expresión genuina de sus adobos.
Cuando el lecho está cubierto de máscaras y piedrecitas finas, la hembra sucumbe al barniz oleoso del porqué. Entonces, la sonrisa del macho trasciende cualquier explicación posible.
Su urdiembre es un arte separado, extenso, infinito; cegado a ratos por un delirio estacional que les palpita como expresión genuina de sus adobos.
Cuando el lecho está cubierto de máscaras y piedrecitas finas, la hembra sucumbe al barniz oleoso del porqué. Entonces, la sonrisa del macho trasciende cualquier explicación posible.
3 de marzo de 2008
2
Yo no sé. Me da por escribir.
Como que tengo las palabras incrustadas en la lengua
Yo no sé.
Adoro el trauma de ese reflejo que nos sigue,
continuándonos la esfera climática de la sensación
aparejada a los silencios
Yo no sé.
Transmite la sangre el resquemor a nuestros antecedentes
A mí me basta con fugarme a expensas del tiempo
Yo no sé.
Estaría escrito el várice, la náusea, la corteza
o es acaso unánime la abulia, la creación, la imaginería
Yo no sé.
Me pides que te escriba un texto
Me pides un trocito del lóbulo
Me pides que te unte en saliva
cuando ni siquiera alcanzamos a mencionarnos
Yo no sé.
Eso que tú desconoces
es lo que te mencioné como exilio
la noche ésa que sin impermeable
partiste a jugar bajo la lluvia
yo no sé
yo no sé.
Yo no tengo idea
cuáles son tus parámetros de felicidad;
pero déjame decirte
que esta frontera
este sexo
este frote lingual
ha de sucedernos como un flash
cegado para marearnos
Yo no sé.
Sólo me contaron que la tristeza
era un artículo indefinido
a veces singular,
otras, colectivo
Yo no sé.
Es como si me preguntaras
por qué ansío la humedad de tu silueta
Yo no sé.
Me basta con tocar
una porción de tu epifanía
y restar a eso la anatomía del vacío.
No es mi intención rimarlas.
Hago gestos sobre cabezas de ganado
Yo no sé.
Tenemos agua para enriquecernos el vocabulario;
sin embargo preferimos la sed,
porque estamos carentes de una confianza absoluta
y eso nos reafirma la maravilla de los tonos.
Como que tengo las palabras incrustadas en la lengua
Yo no sé.
Adoro el trauma de ese reflejo que nos sigue,
continuándonos la esfera climática de la sensación
aparejada a los silencios
Yo no sé.
Transmite la sangre el resquemor a nuestros antecedentes
A mí me basta con fugarme a expensas del tiempo
Yo no sé.
Estaría escrito el várice, la náusea, la corteza
o es acaso unánime la abulia, la creación, la imaginería
Yo no sé.
Me pides que te escriba un texto
Me pides un trocito del lóbulo
Me pides que te unte en saliva
cuando ni siquiera alcanzamos a mencionarnos
Yo no sé.
Eso que tú desconoces
es lo que te mencioné como exilio
la noche ésa que sin impermeable
partiste a jugar bajo la lluvia
yo no sé
yo no sé.
Yo no tengo idea
cuáles son tus parámetros de felicidad;
pero déjame decirte
que esta frontera
este sexo
este frote lingual
ha de sucedernos como un flash
cegado para marearnos
Yo no sé.
Sólo me contaron que la tristeza
era un artículo indefinido
a veces singular,
otras, colectivo
Yo no sé.
Es como si me preguntaras
por qué ansío la humedad de tu silueta
Yo no sé.
Me basta con tocar
una porción de tu epifanía
y restar a eso la anatomía del vacío.
No es mi intención rimarlas.
Hago gestos sobre cabezas de ganado
Yo no sé.
Tenemos agua para enriquecernos el vocabulario;
sin embargo preferimos la sed,
porque estamos carentes de una confianza absoluta
y eso nos reafirma la maravilla de los tonos.
2 de marzo de 2008
Clímax
La tierra ostenta una poderosa morfología,
disociada, a veces, del verdadero sentido
de aquella marca tatuada en su centro.
Y no hace falta ser bisílabo
para devorarse como fierecilla
en la inmediatez de su dureza.
El agua se devora a sí misma
como una conjunción animal
similar al esbozo de las amígdalas.
Nos dijeron que los elementos
estaban dados por oposición
a las pretensiones de lo escrito.
Y sin embargo, lo teníamos todo:
un lexema
un morfema
(Copulando con el zig zag de los silencios)
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