Estoy desentrañando respuestas
escondidas entre las pelusas de tus bolsillos.
Mi Anfibio;
esta pauta escinde
la maravilla irracional
de nuestro favoritismo
por las inhumaciones en sepia
profundas y auscultadas
desde el trazo.
Mi sinfonía no es más
que una reproducción
a estos cuestionamientos cotidianos
y la necesidad de nombrarte
desde el paladar al ansia
derramados en estos límites
que burlamos
cuando tu cartografía
me esboza
sus tatuajes en la médula.
Entonces, el cariz se asemeja
a un colorido disturbio
que me aumenta este vértigo
en el estómago,
deslizándose como un pez
cuyo léxico le brilla en las escamas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario