29 de marzo de 2008

Antecede una biografía al destrabe del paladar. Las cuerdas vocales son. La música es. Una, uno.

Magistral es la abulia de la lengua
que urde a su paso el habla.

-Navega un dialecto en su saliva-

La hojarasca es una pronunciación mal pensada
que seduce a la carne su abandono.

Dispongamos el placer a este flote.

Ofrezcámonos al cultivo del filamento
y luego ardamos en esta hecatombe
de significaciones dañadas en su sutileza.

Nos traspasa un aura iluminada la noche de su fábula.

El abecedario es una sucesión
de cuerdas que van armándose en sus nudos
(la juntura nos tiñe de ardor el deseo).

En cada doblez,
la sensación de una atmósfera
nos dilucida el dialecto.

Esta sed confirma el instinto
de enlazarse (en) los acentos.

Nos desborda el agua encadenada a los bisílabos.
goteamos bocas al mencionarnos.

Anfibia es la humedad de la paráfrasis.