9 de marzo de 2008

Patchwork

Atesoro fragmentos; recortes creados especialmente para narrarnos, pues en nuestras biografías subsisten recovecos que las palabras no alcanzan a nombrar. Como la lluvia y el impermeable.

A veces se nos inundan los dormitorios y cedemos al estupor de sentirnos enfermos. Yo no quiero, mi cariño, saberte huérfano. Prefiero construir un barquito de nuez, y que todo lo que tengamos que naufragar, sea bendecido por un viento que seduce a la vela.

Existen transmutaciones al verso, corporizadas en esa intención de blanquearnos el paraíso.

Quiero fijarme levemente en el gris de tu silueta. Quiero besar tus párpados y que el onírico azul de mi despertar sea la nota imprecisa que (nos) encalle al otro lado; pudiendo servirnos como señuelo o anzuelo a esto que mencionamos con pudor.

Sobreviene un arrebato de locura
y no es más que una fuente inagotable
para surtir el zig zag
de estas sábanas que nos almidonan el cuerpo.

Si me preguntaras por un destino posible, fijaría mi ruta en dirección al gesto. (Atribuyo la risa a un matiz insospechado)

Esta manera de nombrarte tiene que ver con las formas de expresión que nos asaltan.
Si digo nube será pensando en la placidez de algún prefijo.
Salvaguardemos esta incorporación de nuevos y antiguos silencios; mientras mi boca perpetúa la metamorfosis de tu extrañeza.

Señor Pez
mi Anfibio
mi Gato con Botas.

1 comentario:

Diego dijo...

Hola niña =), eso es como En las entrañas del corazón. Hermoso, y el cucho blanco tambien.