12 de marzo de 2008

Vendetta

quien te haga sufrir, se va a acordar también de mí.



Yo no quiero más sangre
ni sicarios acechándonos el costado.

Me basta saber
un refugio construido
en el borde de los pretextos,
que se tensan para liberarnos los fantasmas
y esta huella evanescente
teñida con la mancha
de las sanguijuelas.

Maldito invierno
feroz
pesteañeándonos
en la herida
su agujero.

(...)

La Pancha
viajaría a Venezuela.

Prometió traerme
lo que más cupiera
de Pizarnik
en su bolso de mochilera
o chica revolucionaria
con aires de Yoko
o Carmen Berenguer.

Ahora sé
que mi Alejandra reposa bajo tu cama
y puedo envolverme
con un velo nocturno
para transparentarme
la soledad
dormida bajo tu espalda.

(...)

Esta mañana huyo
de todo cuanto anteceda
a la literatura.

Estoy buscando las palabras
para resguardar(nos)
el anonimato
pues tu nombre me palpita en la médula
(el mismo centro de todas las noches)
con una fuerza de propulsión
similar al abrazo de fuego
que nos cauteriza las yemas
al acariciarnos la permanencia.

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