21 de julio de 2008

Gesto dorado

Vuelves a mí
porque el asesino siempre vuelve
al lugar del crimen.
(Oscar Hahn)


Parecía sencillo:
a ti te gustaba cómo escribía
y mi bendita manía de cruzar las piernas.

Bien sabías que el mundo y yo
sorteábamos barreras infranqueables
porque la voz nunca fue mi aliada,
aunque sí ese rito bautismal
de los perros, los tejados y el quisiera.

Ahora en el naufragio
vuelvo a ti
como asesina errante;
una sombra
que no comprende
de arrecifes.

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