3 de agosto de 2008

Una nueva república

Por si no te has dado cuenta, muero por morderte el lóbulo derecho y ese pedacito de plata que te brilla levemente en el borde. Tu ebriedad no es un fantasma, sino un aliciente para ese rictus facial y el pecado de tus caninos superiores.
Hablas como si nos hubiésemos lanzado a la vía férrea y sin embargo un pequeño universo aflora desde tu pelo rapado como marca del primer nacimiento.
Tienes un ángel tatuado en las costillas aunque estés resuelto a acabar con el ron de una botella barata.
Me miras sin escándalo hablando de tu furioso deseo y culpas a la vida resumiendo en ello tu agradecimiento por lo cotidiano.
Todo habrá de suceder en el silencioso aprendizaje de los laberintos.
Me admiro por esta fábula enclavada en tu necesidad terrestre, húmeda en tu lengua y la noche no alcanza.
Te recordaba desde esos callejones timbrados por el panfletarismo de lo social. Es que la academia es una de las peores cosas que nos han pasado.
Tu ceguera bulle como un mapa en este muro. Tibiamente yazgo inscrita como patrimonio de tu vértebra.
Este hilo conecta la ciudad y tu lejanía se condice con tu belleza.
(Es lo impredecible de tu mordida lo que me marca el cuello con su vociferación de dependencia)

2 comentarios:

K dijo...

Morder? ...encantado

Romance de Agua dijo...

Lo normal hubiese sido
despedirnos en ese paradero
y que esa noche
continuara hablándonos de la lluvia.

Sin embargo
sin embargo...


*
(Jamás creí que llegarías un poco a tientas a observar esta parte del carrusel)

Hola de nuevo.

=)