Pájaros en la cabeza y volar a donde las ventanas siempre están abiertas, donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir. Pájaros en la cabeza y soñar que aún contaré relámpagos contigo, aunque el tiempo y la arena escondan el camino hasta ti.
En su estado primigenio, la larva tiñó sus agallas con el velo impreciso de la evolución; ruptura celeste o humedad cutánea avalada por su metamorfosis. Escuchó la señalada una esquirla en mitad del lagrimal, convenciéndose de la trizadura de sus bordes. Hubo un momento para aunar las cloacas y los esfínteres. Muy a menudo se presentó al acecho de animalitos menores y pequeñas plantas, aunque la larva estaba para otras cosas. Exceptuando las branquias y el dimorfismo sexual, todo en ella se resolvía como un claro silencio frente al reproche. Agazapada en la mirilla, antecedió las respuestas ante posibles interrogaciones. Luego; un cuello, una vértebra, una boca. Más allá, el colmo de su espacio: su carencia; su secreto de anfibia.
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Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar
que aún contaré relámpagos contigo,
aunque el tiempo y la arena escondan el camino hasta ti.
(http://www.youtube.com/watch?v=X1ogjjWgCN4)
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