29 de noviembre de 2008

Antifaces

No son los álamos
sino aquellas pelusas bautizadas como destino
las que me producen alergia y estornudos sucesivos.

Es tarde.
Los pájaros alimentan a sus pichones
que agitan las alas para mantener el equilibrio.

De pronto yo
te miro aquella parte del cuello
reservada sólo para las ocasiones especiales
y en tu disfraz asoma
algo parecido
a un recoveco de silencio.

Ella dice:

Puede la mejilla hundirse en témpera y temperar los bordecitos de un eclipse.

Él dice:

Subo una montaña y en la cima tus manos...

27 de noviembre de 2008

Corazón de Amapola:
Téjeme un espacio de tibio espejo
alrededor de esta sombra
que me sigue
y no me deja.

23 de noviembre de 2008

Coleóptero (Secreto Chino)

Y que me vivas 72 horas adherido al cuerpo como un puñado de lepras y toses y acentos finales que remezcan cada doblez de mi fibra; tan pluscuamperfecto en esa cara de impasible talento.

(Gastado y gestado desde la vértebra. Pulsado y ciego a mis rasguños de letras)

Y que me finjas y me busques con la indiferencia más absoluta
mirándome y cediendo desde tu acuario
porque las serenatas son paja molida
en el cuello de los cazadores.

Buscarte un surco en mitad de la espalda
y cuando descubra el punto álgido de tu ingle,
morderla y descubrir si pestañeas con una lágrima a punto de brote.

Este reino es todo un castillo edificado con arena de tu dermis.

Si quieres que empuje los verbos con la lengua, acércame a la orilla del trazo.

Éste es un puente insondable
para peatones de callejones oscuros.

Servilleta

Derramar de cara al sol
lengua de ortiga
preámbulo de fuga
dime sí
con la incoherencia del atraso
el brote la semilla.

El sudario la sangre
el colgajo el cuerpo
la noema.

Que se ría Satán
la salmuera
duele
pica
estorba.

Mi boca se hunde
en los bordes
de tu página
en blanco.
A.
Escribir una carta

B.
Sellar el sobre con saliva

C.
Obviar las mayúsculas y minúsculas
del nombre
y también la dirección
del remitente.

Arte Poética

I
Después de coserme la heráldica de tu reino, desperté aferrada a aquél hilván y esta fábula y esta ternura, este pedacito no lugar ajusticiado por un recoveco otro; la esquina la ráfaga el cuerpo; los verbos consumados con apóstrofes; la utilización del deseo en tanto nombre. Ese día vinimos gastados la noche. De noche te pensaba y sin querer fui recortándote con los dedos.
La multiplicidad de mis personajes me causa cosquillas, como si cada vez los inventara según las necesidades del caso.
Yo quería preservarme como un aminal en formalina. Por eso el agua. El agua es el hábitat de los que abren sus párpados al dormir y levemente sonríen apegando sus labios a las fronteras de los acuarios.
No obstante la invención de la noche, el trazo desbordado en la esquina de mi escritura. Todo como una profunda intemperie y el laberinto del fuego.
Somos cómplices de todos los exilios. Entre mis letras no me pidas la palabra "felicidad". La felicidad no tiene ritmo, no tiene cuerpo. La felicidad es un futuro en nula complacencia.
Saltar la cuerda con los pies ortigados y la roncha es una nueva escritura.
Siempre en el agua debajo del agua encima del agua.
Yo inventé seudónimos para todos los nombres de mi vida.
Yo atravesé descalza el umbral del otoño y sus cadáveres arbóreos. Luego te expliqué cómo crujían las nervaduras entre mis sábanas y tú te estremeciste, porque el frío era atroz.
Entonces, firmé un pacto implícito entre signos de interrogación, donde tú no tendrías nombre; porque el destino de mis letras no estaba en ti sino en el salvajismo de mi aprendizaje.
Y fui lamiéndote con mi lengua de púas y poco a poco nos absorbimos borrando toda nueva y próxima experiencia.
Recién ahí me regocijé con la fortuna de encontrarme con una nueva página en blanco.

II
Escribo
de torpe
de incapaz
de vergüenza
de noche
de ritmo
de agua
de útero
de cuerpo
Bajo las sábanas
bajo los nombres
bajo la molestia
bajo la piedad
A oscuras
a hurtadillas
a conciencia
Desde la carencia
desde la orfandad
Desde la imposibilidad de morderte el cuello
y fluir nadando en el borde de tus anchuras
Escribo
porque me cuesta
porque descubro
la hipocondría
(Anfibia perfumada en los márgenes de la hoja)
Escribo desnuda tocándome las piernas
Escribo fijándome principalmente
en los dobleces y las formas
Escribo para castigar
la fecundidad de mi madre
Entonces me autocompadezco
pensando en lo que jamás haré
Escribo cuando el frío
nos arroja a la intemperie
y comemos nieve
con cubitos de azúcar.

19 de noviembre de 2008

Retórica Absoluta

Las anfibias tienen los ojos aguados
como si la noche les corriera sobre los párpados
y su sinónimo estuviera encadenado a la metástasis.

Cuando sonríen,
cuando una leve margarita asoma
por un recodo de sus mejillas,
esa ausencia nocturna se les transforma en fortaleza
y ellas dicen sí.

Están corroídas por el miedo.
Tiemblan de sueño y de amor
pues saben que las palabras viciadas
son la mejor excusa
para evadir el ritual de encaramarse unas sobre otras,
y atravesar resbalosamente un muro
cobarde y ajeno
como el cuerpo de los peces.

16 de noviembre de 2008

La noche de los peces

La noche de los peces.
Las aletas de los peces.
La cola de los peces.

Los peces se mueven en su acuario.
Un acuario es una cárcel transparente.
Acuario es un signo zodiacal.
Los hijos de Acuario nadan.
El acuario es un iris cristalino.

Los peces pestañean pero no sabemos.
Las pestañas de los peces encienden las noches de la vulva.
En la vulva naufragan peces y espermicida.
Los espermios son peces en leva.
A los peces en leva se los besa con un golpe de pulmón.

Los peces no tienen dientes.
Los peces muerden con los labios.
Los labios de los peces no pronuncian palabras.
Las palabras de los peces queman.
El silencio de los peces es feroz.

Un pez es una nostalgia amalgamada al destierro del otoño.
En otoño las hojas crujen.
Cuando los peces caen de los árboles, adiestran una semilla poco amable.
El brote de los peces genera burbujas.
Sobre las burbujas resbalan los cuerpos.

Naranja.
Naranja.
Anaranjado.

A veces un sólo pecesito púrpura.
Al pecesito púrpura le preguntan por sus manos.
El pez púrpura tiene amoratados los brazos.

Los peces se cosen trajes con agujas que les cortan el vacío.
Los peces recortan figuritas origami.
Los peces duermen sobre sábanas de líquenes.

Por primera vez, los peces sangran.
Por segunda vez, los peces sangran.
Los peces sangran de mirarse a los ojos.

En el léxico de los peces no existe la piedad.

(Descubrir la anarquía del pez púrpura)
El pez púrpura excava la arena.
Agujeros en los ojos de su sueño translúcido.

Los peces bucean naufragan tragan.

Sin embargo los peces.
No obstante los peces.
Quienquiera que los peces.
A veces los peces.
De momento los peces.

Los peces generan castigos y lazadas.

Cuando duele.
Cuando duele.
Cuando duele.

Sonríe una anfibia
y un pez de repente
le corta la inspiración.