31 de mayo de 2008

Manzanilla y azafrán

Acontece la aurora
en la fibra de tu dermis.
El vello crispado nos alumbra.
Endurece tu cabello mi mordida.

Ayer nos enclaustramos en el vértigo
todos quietos y azotados
por el anzuelo.

Zigzagueamos ante la espuma de los sufijos,
perentorios a las cuestiones del rechazo.

Esto es más que una burla al miedo.
El instinto de cegar nos sobrepasa.

Los cuerpos son fórmulas matemáticas
que figuran mostacillas
como en un caleidoscopio.

No tengo fuegos que a la noche alcancen;
mas me deslizo por tu crujidera de burbujas.

Anfibio morado;
te deshago lentejuela
Apoyando mi nariz
en el vidrio de tu acuario.

2 comentarios:

Camila dijo...

supongo para tu comunión
un eclipse purpúreo

Anónimo dijo...

disfruto leyendote
me voy a dormir con palabras dandome vueltas

beso/abrazo