25 de julio de 2008

Tiniebla en prisma

.

Asesíname

Descarga tu interior como un tatuaje
y de esa forma
perpetúa mi electricidad.

Todo anfibio es un príncipe en potencia

23 de julio de 2008

*

La nieve se come despacio
tildando su cristalería
con la lengua.

Carta astral

Cuando te dije que Cáncer era el signo de lo materno, respondiste agua; tan aferrado a la nomadía del vértigo, que era posible advertir aquel gesto de mantarraya en tu pupila y ese recoveco grácil de quien ansía una hecatombe uterina acompasada por la pacífica fluidez de mis entrañas.

Tú, como las palabras
braceaste de orilla a orilla,
y al enclavar tus aspas en la prehistoria de mi tejido,
acentuaste los escalofríos
con aquella lengua colonizadora
del viajero que no teme
ser tildado de foráneo.

Al decir "Cáncer" escribí relámpagos en tu espalda. Añadiste el trópico como un referente igualmente válido para consolidar nuestra astrología; y así, sucesivamente, porque de pronto se me agotaron los adjetivos y no fuimos más que escaleras bajo una intemperie soñada. Tan acuosa, prístina y homogénea que aquél hilo con que me fregabas el lomo espantó cualquier amago de maleficio.

22 de julio de 2008

Sustancia previa

Los anfibios suelen amarse sobre lechos de papel diamante, recortados en pequeños trozos por un caracol percudido de gerundios.
Cada mitad simula un tránsito de bicicletas; sustanciosos jeroglíficos; ungüentos de jenjibre, tomillo y menta.
Así, todo amante se recuesta encima de una porción del mundo, azotado por naufragios de ciruela que levemente van entibiando su silueta
como un vapor,
un pespunte de alabastros.

Enebro

En algún momento estuve aquí
no sé si crucificada o hundida
pero sí pensando en el agua
como mi único medio
de salvataje.

Ciprés

Una libélula baila
iluminando
la consagración de la noche.

*

- Y tú, ¿cómo eres?

- Volátil,
como una luciérnaga
en busca de azúcar.

Weird Fishes

- ¿Un jardín es un jardín cuándo?

- Un jardín es un jardín
cuando cerramos los ojos
y alguien levemente
nos muerde la mano.

21 de julio de 2008


Gesto dorado

Vuelves a mí
porque el asesino siempre vuelve
al lugar del crimen.
(Oscar Hahn)


Parecía sencillo:
a ti te gustaba cómo escribía
y mi bendita manía de cruzar las piernas.

Bien sabías que el mundo y yo
sorteábamos barreras infranqueables
porque la voz nunca fue mi aliada,
aunque sí ese rito bautismal
de los perros, los tejados y el quisiera.

Ahora en el naufragio
vuelvo a ti
como asesina errante;
una sombra
que no comprende
de arrecifes.

19 de julio de 2008

Louvre

Caro
mi dulce Caro:

Por ahora te escribo
Por ahora te salto dentro de un hielo

Los libros? Los puentes
Los ojos? Los sudarios
La pregunta de si al tocarte
todo debe ser azul

Por ahora llueve
Salgo
Me pongo un impermeable amarillo

Ayer no pude ver Wall-e
Mañana voy a tomar fotos
de una marcha ridícula aquí en este país ensangrentado
y por la nuit veré Batman

Dónde están tus piececitos helados?
Dónde tus manos en el bolsillo de un pantalón de pana verde?

18 de julio de 2008

Falencia

(Eres un hipocampo
de hijos prestados)

Tu nostalgia blanquecina

Mi amigo imaginario flota, cegado por la hipotermia y el temblor de sus manos, urdiendo redes entre los pelos de su axila.
¿Recuerdas aquella vez que comimos nieve y tú me dijiste tan mojada, tan de huella, tan felina la mordida la mirada y nos miramos sin decir, con deseos rumorosos de blanquearnos, asomados, hostigados, felices?
Mi amigo imaginario duerme bajo mi cama; como ese día, sobre la nieve.

+

Sello mis labios
con tu arcoiris de
e s p e r m a.

Untable

En mi boca,
el artilugio de tu cal.

Emperatrices

Hay una pulpa multiforme
abriéndose paso
por la ferocidad de tus espigas
crispadas y sedientas;
secas, ciegas,
no domesticadas.

Silueta de gato

Prolongación del bostezo
desde mi fábula
a la constancia de tu luz.



(Lo más maravilloso de todo esto
es sabernos inexistentes
en la concreción
del verbo
como sustancia amatoria)

17 de julio de 2008

Reconstruir el habla

El mar no Frank Sinatra dados hablamos dedos mojamos saltan si quieres por el agua azules pasión entre todos tus comentarios espiar conocer un abrazo dentro del puente por espiar al otro lado de otro y gracias madeja Rimbaud pedacito de lluvia ira acoraza volar manos unas sombras pienso y te leo y tal vez y si entre laboratorio fantasma cubierta montaña dormida me mandas un pliegue por correo barco sol las manos los ojos la hierba recién cortada Nina Simone mira detienes el mundo recorren ciegos los poetas la lluvia las zanahorias abro los pasos mirando la lluvia ventana y a veces lloro lechuga crónicas una palabra sentada te lanzo los climas una foto saco un poema una luz esta peli veré una noche estoy leyendo una palabra el destino estrella manos tu si y ¿? se dibuja un abrazo o tan sombra el aire sobre tan grande música Amélie Nothomb qué fotógrafos encontramos una iglesia cuando mirar un motivo para arriba los motivos herido Takeshi Kitano quitó a besos la máscara de un gato a veces cangrejo cáncer las olas caigo están dejados en tu mirada debajo unos pasos de pequeño iluminado arbolito una silla bandoneón desnudas suena una transcurren memoria en la nieve duerma tal vez huellas avenidas prolonga tu mano bostezo tocan tu mano bajo una cobija.

16 de julio de 2008


Disyuntiva

Tu lengua acorazada habló de personajes que se narraron a sí mismos con la falla y precisión del aprendiz. Yo te decía que el diálogo no es más que la idealización del verbo en la materia y tú quizás no comprendiste, porque lo único que repetías era que tatuara mi boca en los muros de tu casa.
Confirmaste la manera de decir "mariposa" o "manija" u "onomatopeya", y es posible que me sorprendiera tu viciosa pronunciación acerca de la lluvia.
También sonreíste cuando te conté que me temblaban las manos al pintarme las uñas, aunque eso jamás lo vi, pues sucedió cuando ya me había ido.

15 de julio de 2008

Nuestra noche es una odisea
de peces;
cadáveres exquisitos.

14 de julio de 2008

Los Climas

(Ella preguntó si aquellos nombres le servían de escudo para esconder la tibia fábula de su marca)

No son escudos. Son amores
parados debajo de mí
encima de mí
acostados saltando entre el agua.
Los referentes no son escudos;
tal vez escudos de fieltro para que el agua entre en la tela.
Es como un gran jardín de infantes (de marina)
donde juegan y se gozan sus colores y los de nosotros.
Si nos conociéramos, tal vez no volveríamos a nombrar a nadie.
El conocerse hace que los clavos pequeños que se usan para escalar un hielo desaparezcan; pero eso no quiere decir que no sea como referirse a alguien que en un momento puede hermanar o hacer odiar....

(Entonces, se hicieron amigos; no de aquéllos que hablan, sino de los que se mantienen en silencio, hablando pudorosamente del resto)
Dedos que se sumergen
en la suerte de los dados
y nadan
y fotan
y hacen posible un destello de yemas
que prolifera en el recuerdo
en la ambrosía en la sorpresa
yéndose
de costado a una orilla nueva.

La tipografía muda de tu nombre acerca a mis laberintos astrolabios, recortes, pedacitos de peces cuya lengua enfría el tránsito.
¿No ves que el cuerpo es un gesto perenne de capicúa accidental?
Afuera excedimos los niveles del anclaje.
Dime en qué orbe trenzamos el coral.
(Yo te respondo una palabra ilegible, rodeando tu muslo
con mi lengua de ortiga).
Deja que la lluvia resbale por tu bigote.
Continuemos la saga de lejía sobre el labio.
Tenía sueño.
El amor es también una promesa fascista.

12 de julio de 2008

Nada más lejos de la realidad que lo científico

¿Las ballenas se están comiendo a los peces?
(Nuestras autoridades no dejarán de trabajar mientras eso no se refleje en las votaciones de mayo próximo, a favor o en contra de la cacería).

Aconteceres en pausa

Enroscada en la ribera de tu pelo
el viento me porfía.

Subyace mi sed de líquenes.

(Mi espasmo de rémora
te susurra al oído
una clara metamorfosis
sobre el entusiasmo)
(...)
Lo sé. Hemos sido extranjeros
hablándonos por señas demasiado cercanas,
ansiosos en las calles
de una nueva ciudad,
esperando tal vez que nos fotografíen
delante de este amor y de sus cicatrices,
eso que confundimos con nuestros sentimientos
o acaso-en noches de locura-
con una sensación de humedad en los ojos.
(...)
(Luis García Montero. Fragmento de En los días de lluvia)
Cuando resolví llamarte Principito Azul me prometí surcar el vaivén de tu boca, tan infinitamente para mí, como ese millón de estrellas; rémoras macizas urdiendo el paso, ese escozor tibiamente dispuesto entre la axila y la ingle; y tu sonrisa, esquiva como la avidez de tu ojo.

Hemos dispuesto una colcha para enrollarnos imitando cardúmenes en fiesta.

El nado es una porción de hojuelas desde la estrechez inhumana de los cuerpos. Tú y yo simplemente flotamos en la humedad que nos nace desde la lengua al lagrimal, y luego el musgo escuálido de fantasías que se adquiere a sí mismo como onomatopeya para nombrarnos.

Estoy anclada en mitad de tu enunciado. Cada fragmento de tu voz viene a unirse a mi noción de océano. Hay acantilados que consiguen darnos forma, pero luego, en la textura de las manos, un naipe de corales juega a merced del verbo.

Esta noche navegamos
por una tintura que no es luz,
sino el juego azaroso
de la desvergüenza.

(Ven,
enséñame cuán ilusoria
es la fábula del miedo).

9 de julio de 2008

Tú:


Yo te leo y me acuerdo de Rimbaud

Hablando del mar en francés
y tu apellido,
un espejo impronunciable.
Mi dislexia es no entender el origen de tu episteme; situarlo lejos de la armadura que te desarma. Así, tal cual: El hierro de tu hecatombe simula riesgos oxidados y ese saber; esa causa descrita renace en el sello de tu oído; tan impecablemente dispuesto para el nado, la excusa, el ser inabarcable de tu higiene, la pulcritud, la b de difumina o el aprendizaje de tu idioma.

Tan bifurcado el sueño, que la cautiva me parece ilusoria, acariciando ferozmente su panza y risueña, anonadada, semiótica.

Dime cómo comienza la mitad de tu sílaba
Enséñame sobre la carne que muerde que rasga sella

Háblame sobre las consecuencias globales de la caza
mientras pienso en Rimbaud
y su ojo marchito.

8 de julio de 2008

3 de julio de 2008

Superposición del nombre

Al morderte la clavícula, inmediatamente pienso en la costumbre kinética de difuminarnos a ambos polos del oeste. ¿Nos encontraremos sesgados por esta luz casual que humedece nuestro anonimato, condenándonos a la repetición del nombre o la fábula o el vacío con su sencilla moraleja?

Abajo rueda nuestra laceración dental. Toda carnada sucumbe al exilio de la caza; como un retrato nada más que del zig zag; esa boca dulce que nos tuerce de osadía y de miedo.

Antologamos cualquier secreto que nos resulta original; no sólo por la factibilidad de su escritura, sino porque el diálogo nos desnuda la noche de su marca.

¿Qué es sino?

Tu bigote en formalina
enquistado en mi papila
como referente altruísta.

Lleva llave lava
uniforma el traqueteo
y esta pausa
nos acelera.

(Somos eco de los nuevos convictos)

Sabiduría Solar

Porque mi amiga te vio y me dijo:
-Caro, vinieron a buscarte, surcando el mar; tal como tu cuerpo se desplaza. Tú soñaste una noche que serpenteabas el Atlántico, y mira... Ese niño está esperándote. Hojea revistas antiguas para asirse de una justificación que los líe y te extrañó tanto en su naufragio... Carito, amiga linda... Yo te quiero ver feliz y no saber que perpetúas la sordera. Míralo, no tengas miedo. Siente cómo su barba se te aferra al cuello y te marca, te enrojece, te saliva. Tú estás para cosas grandes. Necesitas perderte en los barcos. No, cariño. Fíjate que te observa detrás de las charlas y los idiomas anfibios. Es su rompe olas la razón más justificable para el nerviosismo de su trance. Sólo tómale la mano y hazle saber del nácar. Cuéntale en secreto cómo es que las brujas adivinamos las posturas del hechizo.

2 de julio de 2008


El agua de tu iris
golpea mi sed de anclaje.
Ven y naufraga
en la hecatombe de mi costilla.

Punctum

El álbum fotográfico ilumina tu camino de piel y la manera en que tus cabellos se erizan hasta confundirse con el dibujo de mi mano; secretamente náufraga y cetácea de constelaciones; anversos disímiles y un altruísmo oceánico que liga ambos polos de nuestro desconocimiento; porque la bruma y la niebla y tu antojadiza vergüenza nos llevaron a auscultarnos ciegamente, ordenando a cada falange una porción de carne; tan clara y explosiva como la hilachita de voz que te escucho de lejos, con tu M de quisiera dibujándome tibiamente el nombre y un estigma de niña silenciosa corriendo por los muros.
Tu ritmo desprende una a una las capas del Atlántico. No es que te sitúe en las esquinas braceadas de mi lengua. A veces, preferiría diluírme como boca que muerde el silencio, cobijando bajo el frenillo la premura de tu paso.
Dime, enséñame cómo los activistas defienden el nado el cauce mi verbo de frecuencia marchita.
(Es como si abrieras las alas y tímidamente me sonrieras)

Señuelo croata

No solamente la oratoria. Simular en la mirilla bosquejos anticipados; naufragarnos como comarcas del roce; sin escafandra ni metal plateado en el borde de la pronunciación. Tu lucha mantiene mi carne, como si me enrojecieras el verbo el enunciado la tarifa constante del susurro que nos precede.
Dime si en esos barcos enalteces la silueta de los animalitos que nos surcan.
Hay en tu adentro un hechizo de mi afuera, como si uniéndolos completáramos el vaivén unicornio; el nombre científico; la cetácea, la médula, tu anfibio, mi exageración.