25 de junio de 2008


(Susurrar una escena alfombrada)

El sol será, pues, una especie de milagro para los sobrevivientes.
(Diamela Eltit. "Los Vigilantes")
El pacto consiste en figurar la intención del gesto; entibiar a pausas aquél sonido, como cuando se tritura la noche sobre nuestros hombros y ya no somos una masa, sino un ritual adosado a las paredes del croma; simulacro febril anticipado a los quehaceres del orbe, tan de decir y callar, pues habándonos acentuamos la permanencia.
Ese eco ruge como un silencio de cuerpos y amalgamas; rayos, crayones, cielos impunes que nos desnudan con su balbucir.
La anatomía constituye formas antológicas, ineludibles placeres vertidos desde una sana intención.
Quisiera acoger el rictus de un verbo cuando se lo enciende. Entonces, desde su fatiga eléctrica, aceleraríamos el instinto de vernos; flotando sobre el discurso que nos mana.
(Para M.S)

Carcome

Ojo hebra
su perla nácar
desviste pedacitos de ensueño
y entonces, pez espada.


El filo cerca la noche
(Su manto lenguado)
Distribuir el peso
acaricia las filas del arraigo;
florece la voz en escamas.

Difícil escaramuza, el flote.


Lentejuela en mitad del lagrimal
Ansía, acelera, celebra
Rechaza el trauma impuro.


Navegamos hundidos en hierro;
cartografía causal de tu platina.

Moscovici

Quejido acelera
rostros a pausas
Dominio, retrato, merma
Los cuerpos son efectismos encendidos
colmados de trenzas causales
Cada tejido asoma
como tibior de su movimiento
en percal.

21 de junio de 2008


Causalidad del envío

Gitana
Cascarita dulce
Esmalte de crin

Quién diría que este trazo lacera el labio
si al mirarte sonrío de lejos
así tal cual: esbozada como una vértebra
y mi aleta;
mi gesto levemente azucarado
invertido al hartazgo de significarnos

Más que muecas
Y tambores
Y bodhran
huyo en ti
a riesgo de equivocarme;
dificultada nada más que por el límite de tu barbilla

Pecesito nacarado;
Señor equivalencia,
en tu retrato de espina
mi visión sobre el azar.

Fervor

Una mueca bailable; antojarse por el dulzor de su fragancia o simplemente acudir.
El advenimiento de la noche asume con su eco la imploración a las fiestas del cuerpo.
Tu luz es un barniz tatuado infinitamente cerca de mi columna; aquél espacio forjado por una viscosidad de luna violeta, gelatina, caballito de mar preñado por virgen.
Más te vale no asustarte si me ves de pie, derramando boca a boca la narración del sueño.
Quizás te diría una nueva forma de vapor.
(El viento mueve a los cuerpos. El viento secretea con la escritura de los verbos que le huyen al azar)

Tao

Cuándo y cómo
se establecen
en la palpitación de nuestro mundo.

El desplazamiento nos hidrata
con la cromática fiesta de sus beneficios.
Ahora,
la marea calza
con nuestros modos de enfrentar
lo cotidiano.

El cuerpo es una danza permeable
y su púrpura
lo describimos como savia.

Adentro,
el recuerdo aflora
como hibidez colorada
de su hervor.

(Y en la concavidad de tu espuma,
mi agridulce).

18 de junio de 2008


Heterótrofo

Había que escribir sin para qué, sin para quién.
El cuerpo se acuerda de un amor como encender una lámpara.
El silencio es tentación y promesa.
(Alejandra Pizarnik. “Fuga en lila”)

Cuando me preguntas para qué, te respondo con un movimiento apenas perceptible. Y es que todavía me subyace una interrogante profunda, marcada en los costados de mi fibra. Ya ves que las palabras son bitácoras; parejas marchitas que reviven con el tacto. Es como si tú dijeras “pimiento” y yo te respondiera “relámpago”, pues aquella asociación me lleva a justificar la carne rojiza de nuestros últimos alientos.
He pensado toda la tarde en los cuestionamientos a los recodos; en la tintura que marcha sobre los salvajismos de la primera histeria. ¿Te fijas cómo el cuerpo se nos inscribe dentro de las formas inabarcables del invierno? La lluvia no es más que una extensión del gesto; lenguaje señalético de la pulpa en los ovillos. Cuando las gotas se enredan con el núcleo del cristal, se balancean hasta que el viento las suelta, uniéndolas para tejer la transparencia.
Podría decir que la razón de tanto movimiento es esta humedad que tu presencia me figura. Sin embargo, el almíbar se disuelve; como un ala desprendida de las vértebras.
Tanta bifurcación supone un atisbo de sombra; carboncillo a mano alzada.
Cuando me preguntas para qué, me hundo en el enrejado de tu dermis. Las palabras son redes que nos capturan, privándonos de la sangre en los anzuelos. Cada acento metamorfosea un quejido de tacto, un impulso sinuoso; la boca sellada con un canto de mariposas.
Si te escribo, es porque el rol protagónico suplica la carencia corpórea. Me negué a situarte como un personaje palpable en las melodías de mi relato. Más bien, fui acomodándote según los requerimientos de esta cartografía establecida en la ingle. Eres un punto cardinal que oscila entre el crujir del otoño y los dedales inconexos. No creas que la necesidad infunde un respeto mutuo. Si te utilizo, es simplemente como excusa para bordear lo amable de mis cicatrices internas.
Jamás escribí sobre ti
sino como una construcción mental propia,
entusiasmada por la posibilidad
de a(r)marte a mi modo
y de esa forma hacer y deshacer
el nácar de tus escamas.
Eras como esos seres
que de profundos
se nos vuelven
i
n
v
i
s
i
b
l
e
s
.

17 de junio de 2008

Algalia

Toda atmósfera sucumbe
al rún rún
que a sus hojas mece.

Espejos

Quizás
la llanura plateada
posee jeroglíficos
tallados por el cieno.
Apresurada,
el agua figura
lentejuelas
en tus pestañas.
Míralos nadar.
Los anfibios de la otra orilla
se burlan de nosotros;
como si nuestras acrobacias
les produjesen miedo.

(Habrá que cerrar la puerta)

Cuando digo "muerde", sueño.
Elaboro un tránsito por los dobleces de la cama.
Cedo a la tentación de describir un posible gesto de biotopo a complejidad; esencialmente concentrada en estos baños de luz que no sólo perfuman el preámbulo de nuestra metamorfosis, sino que nos vuelven mamíferos y nómades.
Es por eso que relaciono el origen con una etapa de exquisita entrega.
La membrana urde aquél nido en que adoptaremos las más disímiles formas.
Cegados en la impulsividad del hallazgo, nos abrazamos con caricias torpes; tan suaves, que parecieran invisibles.
Pez Fábula:

La moraleja de esta historia es que el cuerpo y la palabra a veces eligen caminos inversos.
Sí.
Como si nos lo hubiésemos propuesto. Esta afirmación engloba el submundo de bendiciones y levantadas de ceja; no sé; supuestamente acontecía fiebre sin hacer uso de la pulpa que nos emanaba profusamente de los talveces. Y es que ni siquiera alcanzábamos a enredarnos con las manos superpuestas. Bastaba un recelo de aparente lujo para que nos aferráramos al estado larvario. Tú me hablabas hacia adentro. Yo comprendía los silencios como propios; pues no existe comunión más evidente que la de los anfibios jugando a secuenciarse.
Esta laguna tipo ensueño moderó nuestros hábitos nocturnos girando a condecirse ante la verdadera estrella de cal; tan coqueta y excavadora ella; acuática, subalterna; vocalización del cortejo y la Bromelia; nos fertilizábamos inmediatamente para la geografía de la deshora. Resbalábamos en la salmuera, la boca estrecha, el huevo de espuma.
Como si nos lo hubiésemos propuesto; como si este hábitat accidental cerrara nuestras bocas en pos de los refugios; imantando con levedad todo cuanto se nos presentara como eterno; jugando, croando, multiplicando el rito genuino de despedirnos con palmadas en la espalda; porque si de algo debíamos jactarnos era nuestra tibia mala educación.

16 de junio de 2008

Lexemas


1.- Soma

2.- Somatiza

3.- Somatización

Sorber el modo la pausa; acariciar el infinito desliz

Yo repetí que el día nos trastornaba
con su pulgar gigante sobre el labio;
marcando, pausada
la señal de su esquirla.

Aprendí a despedirme
con aquellas canciones
cegadas por las celosías.

Entonces, tú me aconsejaste
que me protegiera de todo;
incluso de ti,
aunque en ese momento
yo sólo disfrutara
con el camino
que marcaban tus sábanas.

Hoy comprendo
que la aleta es un arma de doble filo
ardiendo en los dobleces de mi axila.

.
Porque sabrás
que añoro los paraguas esqueléticos
y los peces que -como tú-
duermen abrazados a los puntos cardinales.

Me basta una mordedura al costado de la hoja
y saberte expatriado para siempre;
con ese estigma de reacio y maldito
y la curiosidad que te sugería
mi abundancia de sueño.

And I can’t face the evening straight
You can offer me escape
Houses move and houses speak
If you take me then you’ll get relief
Relief,
relief,
relief.

15 de junio de 2008

¿Con quién compartiremos
esta frontera
este aceite
este dibujo claro;
vernos asomados a la ventana
mirándonos morir de frío?

Escozor

La noche extiende
lexemas que nos muerden.

Esta maraña de texturas
confiesa su crimen
al esparcirse sobre los cuerpos.

Gruñimos como animales tentados
por la pronunciación del gesto.

El filo de la semántica
nos tuerce la carne:
nocturna, caprichosa;
como cegada en la síntesis del Matadero.

Almazara (molino de aceite)

Pronombre llegada designio mascar
Presa salpica lleva llueve
Transpira sucede trapecio
Visualiza pactos teatralizados
Pelusa enloda penitencia
Heroína deidad multiforme seduce
Delibera degusta delimita deidad.
(Un gato aferrado al cuello
me pregunta por tus botas)

Material boy

Tu apodo de chico normal
es el mejor aliciente
para tu nado de anfibio.

Doble uve

La única manera
de mantenerte a salvo
es recortando pedacitos
en múltiples sílabas
que en la lengua se me antojan.

(Dilucidar piel falsa sobre el párpado
cepillando la hebra
que el tiempo carcome)

Jamás me respondiste
si tu aliento de pez
era pura contemplación
o respondía a un fervoroso
grito de auxilio.

Hoy en mis manos sostengo
el qué decir
de nuestros timbres acuosos
transparentes y sencillos;
dulces artefactos que a la boca palpitan.

-Al menos conservamos
el mismo cesto
para la ropa sucia-

14 de junio de 2008

Como la lluvia sobre tu cara
o el viejo mapa
de algún tesoro.

10 de junio de 2008


Resbalan cuerpos en mitad de sus esferas

Escama es un velo brillante
que cubre a los cuerpos.

Escama es la excusa
para dejar(nos) de decir.

Verticalismo roto

Nos agarra una secuencia de asombros
invitándonos a mordernos
las secuelas del abuso.

Nunca nadie nos advirtió
sobre la orfandad irremediable
ante el rechazo.

Quizás por eso
vagamos crueles y silentes
ante las fábulas del hastío.

Te quiero lejos
de estas aguas que nos mecen.

Voy a escribir mi nombre con saliva
en todas las fronteras no descritas
de tu abulia.

Nuestra única señal
de transparencia
es sabernos agotados y difusos
en el broche violeta
que a las tres de la tarde
viene a torcer la vulva del origen;
hinchada, secreta, misteriosa;
envolvente en las fronteras del exilio.

9 de junio de 2008

5 de junio de 2008

Filosa vértebra agridulce

Como aferradas al cuerpo
burlan el verbo
haciéndose rito.

Proliferan,
florecen,
aguardan nuestros destellos
de pupila o comisura.

Y se vierten.
Se retraen.

Bosquejan en la silueta
un sabor absoluto,
hasta que de pronto
la intención se inflama
y no hay opción
de negar(se) el recorrido.

La Valse

Tiersen con lluvia;
y un suelo,
una figura recortada a contraluz;
un nuevo espacio,
un diálogo,
un frío acechándonos el oído.

Como si alguien escuchara tras la puerta
este secreto dificultoso
que nos florece
desde la boca
para esconderse allí,
donde el cofre de los misterios
nos tiende levemente
su mano.

Sabor a músculo variegado

Nuestro salvajismo no tiene prisa.
Fagocita su carnada
sorbiéndola tibiamente
para después recordarla
como su motivo de amnesia.

1 de junio de 2008

Nuestra rutina

- Oliveira, ¿y el paraguas de la Maga?
- Adivina.
Como una espalda,
el cielo sella
nuestros timbres de agua
alados y superficiales en su nado;
acontecidos como señal profunda;
virtuosos y musicales
desde su propia significación.